Venezuela, un país deprimido.
Si conceptualizamos el término depresión, conseguiríamos múltiples definiciones y una de ellas sería “Enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico y pérdida de interés por todo”, pues bien, cuando inicie este tema y coloque como título “Venezuela, un país deprimido” la gente me preguntaba qué cómo era eso, siendo Venezuela una tierra tan hermosa, tan llena de recursos, paisajes y con una de las reservas petrolíferas más grandes del mundo. Me detuve allí y les dije, Venezuela no solamente es eso, también es su gente, sin nosotros el país tendría otro nombre, otro gobierno o simplemente no existiera como la conocemos, Venezuela es su gente y como nos reflejamos. Así pues, tomando este último término, como creen que nos ven desde afuera. Aquí no estoy hablando de política, de un bando ni del otro, solo me refiero a nosotros como individuos y como nos sentimos hoy en nuestro país. Definitivamente Venezuela está atravesando una gran crisis y sus ciudadanos estamos agotados, estresados y enfermos, lo que se traduce en que si Venezuela es su gente, entonces Venezuela está enferma. Si separamos el concepto anteriormente descrito, tendríamos: 1) ” …enfermedad …que se caracteriza por una profunda tristeza …”, cabe la pregunta, vivimos en una profunda tristeza ?, la respuesta es sí, el no poder salir de casa, el no comprar lo que desees, el ver morir a familiares y amigos por falta de medicinas y un sin fin de problemas que hoy nos aquejan, definitivamente te hace vivir en una enorme tristeza. Algo muy curioso fue el carnaval 2016, las comparsas no llegaron por falta de dinero, la tradicional mojada no llego y menos si no tenemos agua y lo único que se veía eran las desoladas calles y la gente en cuyos rostros reflejaban su tristeza. Desde hace varios años se nos dice que somos habitantes felices y eso no es verdad, atravesamos por constantes agonías, estrés, angustias, preocupaciones, entre otros tantos problemas y sin la más mínima posibilidad de tener como despejar nuestra mente, entonces en definitiva estamos tristes, hecho que concuerda con el concepto arriba indicado. 2) “…decaimiento anímico…”, estamos decaídos? La respuesta es sí, aquí no tenemos que consultar a la audiencia ni llamar a un amigo, claro que estamos decaídos, tu, yo y todos, ya no nos provoca hacer nada, ni salir, tanto por temor como por desánimo, ir al mercado ya no es agradable, las colas son enormes, no se consigue nada y no hay real. Ir al centro comercial? Para que? Será a ver, porque comprar es un sueño. Ilusionarte con viajar? Olvídate, Dolares no hay y lo copo que te pueden asignar no alcanza, y si le sumas a ello que comprar un pasaje es imposible, oíste bien, imposible, a menos que seas rico. Viajar dentro de venezuela representa una odisea, caro, peligroso y desalentador, entonces para planificar vacaciones y soñar con ello, todo lo anterior e interminables problemas traduce nuestro estado de ánimo, estamos mal, señores presten atención, ESTAMOS MAL. 3) “…pérdida de interés por todo…” Pues si, ya no nos importa nada. Nos pasa la vida, los inconvenientes, las circunstancias irregulares, las injusticias, pare usted de contar y no nos importa nada. Perdimos tanto la capacidad de asombro como la capacidad de pensar en los demás, nos hemos convertido en egoístas, malos ciudadanos, malos compañeros, malos amigos, malos vecinos, en fin, malas personas. Vemos a los demás pasando para alguna vicisitud y no nos importa, bachaquean por leche de fórmula y la venden a precios exorbitantes sin detenerse a pensar que es para un bebé, revenden medicinas sin detenerse en la necesidad de los enfermos, comercializan, entre comillas, productos de primera necesidad y alimentos, estando en pleno concomiendo de la pobreza de muchos y del hambre de otros, todos los días muere gente de forma violenta y no pasa nada, es decir, ya no nos importa y mucho menos hacemos algo para que eso cambie. Me da mucha tristeza esta narrativa, pero si, Venezuela esta enferma y deprimida, es hora de despertar, de ir al médico o a un brujo pero hay que hacer algo para cambiar nuestro estado de ánimo, nuestra situación y nuestras vidas. Venezuela nos necesita y nosotros a ella, no se trata de un cambio de gobierno o de presidente, todo será igual si no cambiamos nuestra forma de pensar y de actuar, el cambio comienza desde adentro, desde nosotros mismos, no dejemos que los demás decidan para cambiar y curarnos, tengamos la iniciativa, tenemos el poder de hacerlo mejor y rescatar nuestra felicidad.